24 de septiembre
Por Nina
Mi padre siempre decía "No hay un mal de donde no salga un bien."

La semana pasada, se secuestró a la hija de una familia que vive en la colonia hace años. ¡Tendrían que recabar miles de pesos si quisieran verla otra vez! Solo se puede imaginar el dolor y la desesperación de este padre que empezó a vender y pedir prestado para pagar el rescate.
Esta familia tiene una tiendita y está bien conocida y amada en la colonia. Los vecinos se reunieron en solidaridad y empezaron a traerle poco a poco sus ahorritos -- el dinero que tenían para pagar sus cuentas, el dinero guardado en caso de urgencia -- y pasó un milagrito de que con la ayuda de todos los vecinos este padre pudo pagar el rescate.
Al saber que la hija se libraría, los vecinos empezaron a volcarse a la calle y hubo tanta lluvia de amor y unidad que nadie pudo reprimir ni las lagrimas ni la alegría. La calle estaba llena de niños, jóvenes, y adultos -- todos unidos de buenos vecinos para acabar la pesadilla con abrazos de bienvenida y tanto amor.
Oír el entusiasmo y gratitud de la persona que compartió este cuento conmigo simplemente me llenó con agradecimiento para un final feliz. También me ayudó a aplicar la sabiduría de mi padre a los acontecimientos diarios de la vida aquí en Juárez.
Traducido e ilustrado por Sandra
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