La violencia y las drogas afectan a la ciudad Juárez en muchos aspectos - algunos malos, algunos para lo mejor. Cuando Nina y yo nos despertamos por la mañana, vemos a las familias paseando con sus hijos a la escuela. Los niños a que acompañan no tienen sólo 5 o 6 años; tienen 17 y 18 años también.
La comunidad y la familia se han convertido a algo muy unido e importante. La gente les pregunta a los padres "¿Por qué pasean Uds. a los jóvenes a la escuela? No puede evitar que se lleven a su hija o a su hijo. Solo van a llevarlos o matarlos a Uds. también." La respuesta es, "Por lo menos yo sabré lo que haya sucedido a mi hijo o mi hija." Las familias comen juntas en la mesa, hablan, escuchan y se aman entre ellos.
El viernes pasado algunos integrantes del Centro de Derechos Humanos fueron con Nina y conmigo a la iglesia para el ensayo del coro en que Nina ha empezado a cantar. Todos cantaban y estaban felices. Cuando un hombre entró, me di cuenta de que llevaba un cuchillo de cocina en su cinto. Nina y yo estábamos viendo de direcciones opuestas y ella lo vio pero no vio el cuchillo. Una de las mujeres con que trabajamos estaba a mi lado y no le prestaba atención. Después de bailar con la música por un minuto, él salió de la iglesia.
Le hablé con Nina sobre el cuchillo y le pidió que cierre la puerta porque él estaba directamente al otro lado. Los miembros del coro dijeron "Está bien." Confío en estas mujeres, así que dije “Okay” y no le perdía de vista. Cuando miré alrededor afuera otra vez, él estaba persiguiendo con el cuchillo a otro miembro del coro.
Se lo dije a Nina y a la mujer que había dicho que estaba bien, y otra vez lo rechazó en seco. Los vecinos comenzaron a salir para calmarlo y platicar con él, aunque él tenía un cuchillo. Me dejé atónita que nadie se alarmó, así que le pregunté por qué no se preocupaban. Nos dijeron que él era un miembro de la comunidad que ha sido dañado por las drogas y acaba de salir de la cárcel. Nos dijeron que antes era tranquilo, pero desde su liberación ha tenido mucho miedo. El sacerdote dijo que regularmente este hombre le ayuda con los trabajos que él necesita hacer, y que lleva un cuchillo porque le hace sentir más seguro.
Su comunidad está tratando de ayudarlo durante su lucha con la vida de las drogas y como le ha afectado a él. La comunidad está tan cercana aquí, aunque muchos consideran que está dividida. Nuestra comunidad, se ha dado cuenta de que la violencia junta a todos. Nadie es más seguro que ningun otro y por eso, se ayudan el uno al otro.
Hoy se conmemora el Bicentenario de la libertad de México de España. El gobierno de Juárez no celebra, pero las personas y iglesias sí están celebrando. El gobierno y muchas personas se han preguntado, "¿Qué estamos celebrando, cuando la gente aquí se siente tanto dolor?" La gente de Juárez tiene el derecho y la necesidad de celebrar más que cualquier otro pueblo. Están celebrando el amor que ha seguido fortaleciendo el pueblo de México y a sus familias. Celebran el hecho de que la gente se queda, se vive, y se lucha por esta ciudad, aunque muchos se han ido. Más que nada, están celebrando que son mexicanos, les encanta ser mexicanos y nada puede cambiar eso.
Friday, September 24, 2010
Tuesday, September 14, 2010
Tratando de comprender y comunicar lo que vemos, oímos, leemos, y aprendemos
11 de septiembre, 2010
Lansing, MI
En estas últimas semanas, leo El Diario y El Paso Times, dos periódicos que reportan sobre los eventos en Ciudad Juárez. Hablo varios idiomas con fluidez, inclusive los de estas dos publicaciones. Comoquiera, sé que aun en mi lengua maternal de inglés, mi fluidez varía entre dominios lingüísticos.
Por ejemplo, como universitaria en los años 60, llegué a ser competente tanto en el dominio de las protestas políticas como en lo académico. Mis dominios pedagógicos se desarrollaron tras más de 20 años en las salas de clase. Viviendo y trabajando en el Noroeste Pacifico de los EEUU con familias migrantes de México y América Central, mejoré el dominio de un dialecto en español pertinente a criar a los niños bajo condiciones siempre cambiantes. Estudios doctorales de la política educativa me prepararon emplear los dos idiomas tanto al nivel nacional como al internacional. Ninguna de estas experiencias, sin embargo, me ha preparado para el vocabulario de la matanza, el terrorismo, y la desesperación que he encontrado en las noticias sobre Juárez.
En estos días, Angie y Nina, dos de mis socias en el Equipo Pro Paz Michigan, están sobre el terreno en Juárez, viviendo y trabajando con las familias allí. Megan y yo nos quedamos aquí en el Norte, siguiendo con la recaudación de fondos para el Equipo Juarez y tratando de proveer cualquier apoyo que podemos. Hacemos investigaciones por internet; solicitamos subsidios; continuamos vendiendo mercancías de comercio justo. Por medio de este blog y unas publicaciones locales en nuestras comunidades, Megan y yo compartimos lo que aprendemos en nuestras investigaciones y lo que nos comparten Angie y Nina durante nuestras conversaciones semanales por Skype. Estas conexiones nos permiten esforzarnos a mantener y continuar el desarrollo del equipo.
Anoche, Nina y Angie nos hablaron del trabajo que han empezado esta semana, conectándose con las madres y los niños agarrados por la violencia de Juárez. Sus palabras me hicieron llorar, pero también sonreír, pensando en lo bien que hacen en servir la misión del Equipo Pro Paz de Michigan en
Escrito en español por Sandra
Creados y redactados en wordle.net
OJO: Si los imágenes son demasiado pequeñas
para leer, empuja CONTROL mientras hacer clic
en + hasta que se vean fácilmente.
Lansing, MI
En estas últimas semanas, leo El Diario y El Paso Times, dos periódicos que reportan sobre los eventos en Ciudad Juárez. Hablo varios idiomas con fluidez, inclusive los de estas dos publicaciones. Comoquiera, sé que aun en mi lengua maternal de inglés, mi fluidez varía entre dominios lingüísticos.
Por ejemplo, como universitaria en los años 60, llegué a ser competente tanto en el dominio de las protestas políticas como en lo académico. Mis dominios pedagógicos se desarrollaron tras más de 20 años en las salas de clase. Viviendo y trabajando en el Noroeste Pacifico de los EEUU con familias migrantes de México y América Central, mejoré el dominio de un dialecto en español pertinente a criar a los niños bajo condiciones siempre cambiantes. Estudios doctorales de la política educativa me prepararon emplear los dos idiomas tanto al nivel nacional como al internacional. Ninguna de estas experiencias, sin embargo, me ha preparado para el vocabulario de la matanza, el terrorismo, y la desesperación que he encontrado en las noticias sobre Juárez.
En estos días, Angie y Nina, dos de mis socias en el Equipo Pro Paz Michigan, están sobre el terreno en Juárez, viviendo y trabajando con las familias allí. Megan y yo nos quedamos aquí en el Norte, siguiendo con la recaudación de fondos para el Equipo Juarez y tratando de proveer cualquier apoyo que podemos. Hacemos investigaciones por internet; solicitamos subsidios; continuamos vendiendo mercancías de comercio justo. Por medio de este blog y unas publicaciones locales en nuestras comunidades, Megan y yo compartimos lo que aprendemos en nuestras investigaciones y lo que nos comparten Angie y Nina durante nuestras conversaciones semanales por Skype. Estas conexiones nos permiten esforzarnos a mantener y continuar el desarrollo del equipo.
Anoche, Nina y Angie nos hablaron del trabajo que han empezado esta semana, conectándose con las madres y los niños agarrados por la violencia de Juárez. Sus palabras me hicieron llorar, pero también sonreír, pensando en lo bien que hacen en servir la misión del Equipo Pro Paz de Michigan en
“buscar un mundo justo sentado en la no-violencia y el respeto para la interconexión sagrada de la vida de todos.”Ofrezco estas nubes de palabras creadas y redactadas de mis lecturas de periódico en los primeros diez días del mes de septiembre como mi contribución en apoyar su trabajo.
Escrito en español por Sandra
Creados y redactados en wordle.net
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Primeras impresiones
8 de septiembre
Ciudad Juárez
Mientras trabajaba de misionera en Perú, nuestro pueblo sufrió varios ataques por el Sendero Luminoso, un grupo terrorista. Me acuerdo que pensaba y pregunté, “¿Por qué no hemos recibido ninguna capacitación para hacernos mejores trabajadores pro paz y para practicar la no-violencia?” Dimos por sentado ser pacifistas no-violentas. He aprendido que sí hay mucho que se puede aprender. Es una educación continua.
Cuando Mary Ellen Gondeck me preguntó si me interesaba asociarme con un equipo pro paz en Juárez, México, no hesité. Soy de ascendencia mexicana y siempre soñaba con servir en México. También siempre deseaba aprender hacerme mejor trabajadora pro paz.
La capacitación sucedió y ahora hay la realidad de Juárez, que puede paralizar a uno: los carteles luchan para el poder, aprovechando de los pobres para los trabajos sucios. Las extorsiones han forzado a las familias abandonar la ciudad, dejando hogar, amigos, y posesiones, por temer por su vida.
Muchas señoritas han desaparecido y luego sus cadáveres se encuentran en el desierto. No hay ningún trabajo y muchos sobreviven vendiendo la mercancía en la calle: escobas, jabones, etc. – solo bastante para comer aquel día. Tantos jóvenes ni pueden pagar el estudio ni encuentran trabajo.
La lista sigue y sigue, pero en medio de todo este dolor y sufrimiento, hay gente esperanzada de una mañana mejor. El fin de semana pasado, asistimos a un congreso al otro lado de la ciudad. Algunos participantes llegaron de las colonias pobrísimas. Habían recibido la tarea de reflexionar sobre el Juárez de ayer, el Juárez de hoy, y el Juárez del futuro.
Se tituló el Congreso Juarencitos a Defendernos. Aman a su ciudad y saben que la esperanza y el cambio se construyen de base, no de parte de las autoridades. Oír sus cuentos y sentir sus dolores me ha ayudado comprender la importancia de nuestra solidaridad con ellas en estos días.
Una señora compartió como se había desaparecido su hija de 16 anos. Paloma era hija única. La familia buscaba unas tres semanas antes del descubierto de su cadáver en el desierto. En medio de su dolor, la madre juró no parar hasta hubiera la justicia. Esta mujer ha inaugurado un grupo de apoyo y siempre le invitan su acompañamiento otras madres y familias para confrontar a las autoridades corruptas. Quizás no venga la justicia, pero estas mujeres valientes no se recuestan para permitir que tales crímenes pasen inadvertidos, tal como las autoridades quieren.
He conocido a tanta gente dedicada luchando para una mañana mejor en su ciudad. ¡Ay, cómo quieren a su ciudad! Quieren ver crecer los jardines y los árboles y gozar de la belleza alrededor de sus casas y la ciudad otra vez. Quieren sentirse libres andando por las calles.
Miran a Angie Mann – joven de 18 anos – y a la Hermana Nina Rodríguez – vigésima de cincuenta años de la Congregación de San José – y dicen, “Mientras tantos han salido, Uds. escogieron venir y vivir entre nosotros. Son un símbolo de paz y la esperanza que Dios no haya abandonado a su gente.” Nos miran con incredulidad, pero nos han dado una bienvenida llena de tanto amor y gratitud.
Recordando el poema “Huellas en la Arena,” nos dimos cuenta de que – Sí, Dios está cargando a Juárez en estos momentos dolorosos de su historia. Su fe, amor y dolor algún día conocerá el poder de sus esfuerzos para armar una ciudad vigorizante otra vez.
Por Nina
(traducido al español por Sandra)
Ciudad Juárez
Mientras trabajaba de misionera en Perú, nuestro pueblo sufrió varios ataques por el Sendero Luminoso, un grupo terrorista. Me acuerdo que pensaba y pregunté, “¿Por qué no hemos recibido ninguna capacitación para hacernos mejores trabajadores pro paz y para practicar la no-violencia?” Dimos por sentado ser pacifistas no-violentas. He aprendido que sí hay mucho que se puede aprender. Es una educación continua.
Cuando Mary Ellen Gondeck me preguntó si me interesaba asociarme con un equipo pro paz en Juárez, México, no hesité. Soy de ascendencia mexicana y siempre soñaba con servir en México. También siempre deseaba aprender hacerme mejor trabajadora pro paz.
La capacitación sucedió y ahora hay la realidad de Juárez, que puede paralizar a uno: los carteles luchan para el poder, aprovechando de los pobres para los trabajos sucios. Las extorsiones han forzado a las familias abandonar la ciudad, dejando hogar, amigos, y posesiones, por temer por su vida.
Muchas señoritas han desaparecido y luego sus cadáveres se encuentran en el desierto. No hay ningún trabajo y muchos sobreviven vendiendo la mercancía en la calle: escobas, jabones, etc. – solo bastante para comer aquel día. Tantos jóvenes ni pueden pagar el estudio ni encuentran trabajo.
La lista sigue y sigue, pero en medio de todo este dolor y sufrimiento, hay gente esperanzada de una mañana mejor. El fin de semana pasado, asistimos a un congreso al otro lado de la ciudad. Algunos participantes llegaron de las colonias pobrísimas. Habían recibido la tarea de reflexionar sobre el Juárez de ayer, el Juárez de hoy, y el Juárez del futuro.
Se tituló el Congreso Juarencitos a Defendernos. Aman a su ciudad y saben que la esperanza y el cambio se construyen de base, no de parte de las autoridades. Oír sus cuentos y sentir sus dolores me ha ayudado comprender la importancia de nuestra solidaridad con ellas en estos días.
Una señora compartió como se había desaparecido su hija de 16 anos. Paloma era hija única. La familia buscaba unas tres semanas antes del descubierto de su cadáver en el desierto. En medio de su dolor, la madre juró no parar hasta hubiera la justicia. Esta mujer ha inaugurado un grupo de apoyo y siempre le invitan su acompañamiento otras madres y familias para confrontar a las autoridades corruptas. Quizás no venga la justicia, pero estas mujeres valientes no se recuestan para permitir que tales crímenes pasen inadvertidos, tal como las autoridades quieren.
He conocido a tanta gente dedicada luchando para una mañana mejor en su ciudad. ¡Ay, cómo quieren a su ciudad! Quieren ver crecer los jardines y los árboles y gozar de la belleza alrededor de sus casas y la ciudad otra vez. Quieren sentirse libres andando por las calles.
Miran a Angie Mann – joven de 18 anos – y a la Hermana Nina Rodríguez – vigésima de cincuenta años de la Congregación de San José – y dicen, “Mientras tantos han salido, Uds. escogieron venir y vivir entre nosotros. Son un símbolo de paz y la esperanza que Dios no haya abandonado a su gente.” Nos miran con incredulidad, pero nos han dado una bienvenida llena de tanto amor y gratitud.
Recordando el poema “Huellas en la Arena,” nos dimos cuenta de que – Sí, Dios está cargando a Juárez en estos momentos dolorosos de su historia. Su fe, amor y dolor algún día conocerá el poder de sus esfuerzos para armar una ciudad vigorizante otra vez.
Por Nina
(traducido al español por Sandra)
Friday, September 3, 2010
Al comenzar
4 de septiembre
Ciudad Juarez
Angie y Nina
Ciudad Juárez se revela de muchos puntos de vista ofertas en muchas formas. Las medias de comunicación la representan como una ciudad de guerra anti-droga constante, asesinatos dolosos, y levantados, con poco amor. Cuando Nina y yo llegamos aquí en Juárez, nos saludaron un cielo hermoso, gente maravillosa, y absolutamente ningún peligro.
Julie nos llevó al Centro de Derechos Humanos donde conocimos a algunas de las señoras con quienes vamos a trabajar durante los próximos meses. El Centro está cubierto con imágenes de amor e ideas esperanzadoras para un futuro mejor en Juárez.
Las mujeres nos llevaron a la casa en donde nos hospedaremos durante esos meses. Hay una señora aquí que gentilmente nos ha dicho que su casa es la nuestra. Las casas aquí son diferentes de las a que estoy acostumbrada. Como muchas de las casas aquí la nuestra, con su verja de azul fuerte y paredes anaranjadas, es una combinación de colores vivos. Según lo que nos dice aquí, mejorar su casa, puede meterse uno en líos con las pandillas y la mafia.
Los barrios aquí se dividen en colonias – todos de diferentes estilos y reputaciones. La de nuestra casa es más segura que otras. Unas señoras del Centro nos acompañaron en una caminata del barrio el miércoles por la tarde. Estábamos rodeadas de niños jugando en las calles, familias caminando entre las casas y la escuela, y gente reunida para charlar. Los niños nos saludan con un beso en la mejilla y hacen muchas preguntas, especialmente a nosotros las norteamericanas. Caminamos a una reunión en una iglesia donde vimos la presentación de diapositivas que Nicole ha montado aquí siguiente.
Unos socios del Centro van a presentar un programa representando Juárez de hoy, Juárez de ayer, y lo que imaginan para el Juárez del futuro. Luchan para su ciudad y como socias del Equipo ProPaz de Michigan estamos invitadas a unirnos con ellos en su lucha.
Hoy vamos a la universidad para participar en un congreso que promete ser asombroso. Regresa al blog para conocer nuestra experiencia.
-Angie y Nina
(traducido al español por Sandra)
Ciudad Juarez
Angie y Nina
Ciudad Juárez se revela de muchos puntos de vista ofertas en muchas formas. Las medias de comunicación la representan como una ciudad de guerra anti-droga constante, asesinatos dolosos, y levantados, con poco amor. Cuando Nina y yo llegamos aquí en Juárez, nos saludaron un cielo hermoso, gente maravillosa, y absolutamente ningún peligro.
Julie nos llevó al Centro de Derechos Humanos donde conocimos a algunas de las señoras con quienes vamos a trabajar durante los próximos meses. El Centro está cubierto con imágenes de amor e ideas esperanzadoras para un futuro mejor en Juárez.
Las mujeres nos llevaron a la casa en donde nos hospedaremos durante esos meses. Hay una señora aquí que gentilmente nos ha dicho que su casa es la nuestra. Las casas aquí son diferentes de las a que estoy acostumbrada. Como muchas de las casas aquí la nuestra, con su verja de azul fuerte y paredes anaranjadas, es una combinación de colores vivos. Según lo que nos dice aquí, mejorar su casa, puede meterse uno en líos con las pandillas y la mafia.
Los barrios aquí se dividen en colonias – todos de diferentes estilos y reputaciones. La de nuestra casa es más segura que otras. Unas señoras del Centro nos acompañaron en una caminata del barrio el miércoles por la tarde. Estábamos rodeadas de niños jugando en las calles, familias caminando entre las casas y la escuela, y gente reunida para charlar. Los niños nos saludan con un beso en la mejilla y hacen muchas preguntas, especialmente a nosotros las norteamericanas. Caminamos a una reunión en una iglesia donde vimos la presentación de diapositivas que Nicole ha montado aquí siguiente.
Unos socios del Centro van a presentar un programa representando Juárez de hoy, Juárez de ayer, y lo que imaginan para el Juárez del futuro. Luchan para su ciudad y como socias del Equipo ProPaz de Michigan estamos invitadas a unirnos con ellos en su lucha.
Hoy vamos a la universidad para participar en un congreso que promete ser asombroso. Regresa al blog para conocer nuestra experiencia.
-Angie y Nina
(traducido al español por Sandra)
Thursday, September 2, 2010
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