Friday, September 24, 2010

¿Qué estamos celebrando este 15 de septiembre?

La violencia y las drogas afectan a la ciudad Juárez en muchos aspectos - algunos malos, algunos para lo mejor. Cuando Nina y yo nos despertamos por la mañana, vemos a las familias paseando con sus hijos a la escuela. Los niños a que acompañan no tienen sólo 5 o 6 años; tienen 17 y 18 años también.

La comunidad y la familia se han convertido a algo muy unido e importante. La gente les pregunta a los padres "¿Por qué pasean Uds. a los jóvenes a la escuela? No puede evitar que se lleven a su hija o a su hijo. Solo van a llevarlos o matarlos a Uds. también." La respuesta es, "Por lo menos yo sabré lo que haya sucedido a mi hijo o mi hija." Las familias comen juntas en la mesa, hablan, escuchan y se aman entre ellos.

El viernes pasado algunos integrantes del Centro de Derechos Humanos fueron con Nina y conmigo a la iglesia para el ensayo del coro en que Nina ha empezado a cantar. Todos cantaban y estaban felices. Cuando un hombre entró, me di cuenta de que llevaba un cuchillo de cocina en su cinto. Nina y yo estábamos viendo de direcciones opuestas y ella lo vio pero no vio el cuchillo. Una de las mujeres con que trabajamos estaba a mi lado y no le prestaba atención. Después de bailar con la música por un minuto, él salió de la iglesia.

Le hablé con Nina sobre el cuchillo y le pidió que cierre la puerta porque él estaba directamente al otro lado. Los miembros del coro dijeron "Está bien." Confío en estas mujeres, así que dije “Okay” y no le perdía de vista. Cuando miré alrededor afuera otra vez, él estaba persiguiendo con el cuchillo a otro miembro del coro.

Se lo dije a Nina y a la mujer que había dicho que estaba bien, y otra vez lo rechazó en seco. Los vecinos comenzaron a salir para calmarlo y platicar con él, aunque él tenía un cuchillo. Me dejé atónita que nadie se alarmó, así que le pregunté por qué no se preocupaban. Nos dijeron que él era un miembro de la comunidad que ha sido dañado por las drogas y acaba de salir de la cárcel. Nos dijeron que antes era tranquilo, pero desde su liberación ha tenido mucho miedo. El sacerdote dijo que regularmente este hombre le ayuda con los trabajos que él necesita hacer, y que lleva un cuchillo porque le hace sentir más seguro.

Su comunidad está tratando de ayudarlo durante su lucha con la vida de las drogas y como le ha afectado a él. La comunidad está tan cercana aquí, aunque muchos consideran que está dividida. Nuestra comunidad, se ha dado cuenta de que la violencia junta a todos. Nadie es más seguro que ningun otro y por eso, se ayudan el uno al otro.

Hoy se conmemora el Bicentenario de la libertad de México de España. El gobierno de Juárez no celebra, pero las personas y iglesias sí están celebrando. El gobierno y muchas personas se han preguntado, "¿Qué estamos celebrando, cuando la gente aquí se siente tanto dolor?" La gente de Juárez tiene el derecho y la necesidad de celebrar más que cualquier otro pueblo. Están celebrando el amor que ha seguido fortaleciendo el pueblo de México y a sus familias. Celebran el hecho de que la gente se queda, se vive, y se lucha por esta ciudad, aunque muchos se han ido. Más que nada, están celebrando que son mexicanos, les encanta ser mexicanos y nada puede cambiar eso.

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